Falta de profesores agobia a la Escuela de Nutrición

La Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Los Andes es un claro ejemplo de la falta de recursos económicos para sustituir al personal docente jubilado en las universidades autónomas venezolanas: registra un aumento significativo de la matrícula estudiantil, 17 profesores se han jubilado y sus laboratorios no resisten el excesivo uso diario.

Belquis Sanz, directora de esta escuela, explica que en un consejo ampliado en donde estuvo presente el decano de la Facultad de Medicina, Gerardo Tovitto -además de una representación de profesores, empleados, obreros y estudiantes- se planteó una posible solución a este grave problema, basada en la apertura de concursos para 6 cargos a dedicación exclusiva y otorgarle la figura de ordinarios a 7 profesores contratados.

El decano de la facultad ha mostrado su preocupación y está trabajando para la aprobación –en el primer semestre del año- de esos recursos financieros pero, mientras tanto, sus profesores tienen una enorme carga académica y administrativa, además de cumplir obligaciones en las jefaturas de unidades, de departamentos, coordinaciones de pasantías y actividades de investigación y extensión.

“El Laboratorio de Computación cuenta con sólo 14 máquinas para 210 estudiantes del primer año, los cuales deben dividirse en muchos grupos y, en los laboratorios de Análisis Microbiológico de Alimentos y Análisis Sensorial de Alimentos, sólo hay capacidad para 14 estudiantes por práctica”.

El Postgrado en Nutrición Clínica también presenta una situación crítica debido a la ausencia de profesores en el área práctica y a esto se une, además, la pérdida de equipos valiosos que han sido sustraídos de las instalaciones de esta dependencia universitaria.

Lamentable situación para una escuela con un plan curricular novedoso, adaptado a las necesidades de las empresas alimenticias y que ha ganado las tres convocatorias del Premio Andrés Bello, creado en el Vicerrectorado Académico de la ULA para premiar la calidad de la enseñanza.

“Para la Pasantía Tecnológica tenemos estudiantes en todo el estado Mérida, en Barquisimeto, Maracay y Valencia; para cumplir con la Pasantía Comunitaria nuestros jóvenes se encuentran en Trujillo porque allí se está organizando el Instituto Autónomo de Alimentación y Nutrición, y para realizar la Pasantía Asistencial se trasladan a San Cristóbal, Guanare, Barinas e, incluso, hemos recibido solicitudes de instituciones ubicadas en la Isla de Margarita que desean tener la experticia de nuestros alumnos”.

Mientras tanto, los proyectos de investigación han mermado, así como las publicaciones en revistas arbitradas, nadie coordina las Pasantías Comunitarias y un 35 a 40 por ciento de las materias están afectadas por la ausencia de talento docente.
“Pero la escuela sigue abierta y todos continuaremos trabajando, no es cierto que se ha planteado un cierre técnico, indicó la profesora Belquis Sanz.

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