Günter Mertins: “En Latinoamérica ‘curan’ síntomas de la pobreza con donaciones"

"Las verdaderas realidades sociales a atacar se dejan a una lado". (Foto: Google.com)

Es alemán, pero el doctor Günter Mertins, de la Universidad de Marburg, ha centrado gran parte de su quehacer académico en el estudio de la conformación y características de las ciudades latinoamericanas. Por su cercanía con el Centro Interamericano de Desarrollo e Investigación Ambiental y Territorial de la ULA, Cidiat –a cuyos profesores y estudiantes asesora constantemente- regresó a Mérida, esta vez para ser el conferencista central del Cuarto Taller Internacional Grandes Ciudades Latinoamericanas: Informalidad y pobreza, viejas y nuevas formas y sus impactos en la gobernabilidad.

Mertins, especialista en Ordenación del Territorio y Planificación Urbana, afirmó que no existe un concepto específico de pobreza porque en la mayoría de los países, incluyendo los latinoamericanos, al usarse varios criterios para medirla, se obtienen cifras distintas, pues la conciben como sinónimo de un ingreso económico relativamente pequeño e inestable y la asocian con hambre, desnutrición etc. Para Mertins, sin embargo, la pobreza es un “paquete” de todas las necesidades básicas, en donde se incluyen la educación, el acceso a la información y el mejoramiento de estándares de vida, entre otros aspectos.

“En la mayoría de los países latinoamericanos ‘curan’ los síntomas a través de donaciones –nos explica-, tal es el caso de Brasil y de Colombia, en donde el presidente Juan Manuel Santos prometió construir un millón de viviendas en los próximos dos años otorgando grandes subvenciones; mientras que en Venezuela se quiere ‘acabar’ con la pobreza a través de la Red Mercal, por sólo nombrar un ejemplo. Ante esto yo me pregunto ¿qué pasa cuando no hay más la voluntad política y cuando se terminan las inmensas subvenciones?”.

En el espacio radial “Aula Ambiental” –conducido por la doctora Nancy de Sardi, coordinadora de la Comisión Universitaria de Asuntos Ambientales- Günter Mertins insistió en que varias organizaciones usan diferentes “paquetes de criterios” para medir la pobreza y concluyen el estudio aportando cifras diferentes para un solo país.

“En el año 2003, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) indicó que el 36 por ciento de la población venezolana vivía en pobreza extrema, la Comisión Económica para América Latina y El Caribe, Cepal, presentó un 31 por ciento y el Banco Mundial por debajo del 30 por ciento. No llegan a una línea comparable porque usan indicadores distintos y para mí, el sólo jugar con las estadísticas, no tiene mucho valor”.

“Población redundante”

Según Günter Mertins hacen falta cambios estructurales para superar la pobreza (Fotografía A.H. )

 

A mediados de los años 90 surgió, desde distintas disciplinas, la teoría del “Fraccionamiento del desarrollo” y dentro de ésta los llamados “marginalizados” surgen como una nueva clase social que se encuentra, cada vez con más fuerza, en todas las áreas metropolitanas del sur del mundo, pero también en los países desarrollados.

El doctor Mertins indica que dentro de esta teoría se habla también de un concepto que nos pareció particularmente importante, pero también terrible, porque da cuenta de una realidad social cada vez más palpable: se trata de la “población redundante”, conformada por una gran cantidad de seres humanos que no produce nada para el mercado y tampoco consume, es decir, no son interesantes en el círculo del capitalismo.

“Estas son personas sin domicilio, viven en la calle, tienen muy mala salud, están afectadas por enfermedades como el Sida, son prostitutas, limosneros o autores de robos y hurtos, además, viven con una cierta apatía, sabiendo que para ellos no hay una salida, ni siquiera a través de los proyectos tradicionales usados para ‘minimizar’ la pobreza. Ese porcentaje de la población, con su correspondiente apatía, crece cada vez más, sobre todo en las grandes ciudades”.

Según Mertins, debe entenderse la pobreza como un factor estructural que forma parte de nuestra sociedad y, para superarla, hacen falta cambios estructurales también, no sólo en el ámbito urbano, sino también en el rural. “Esos cambios incluyen, por ejemplo, que esas personas puedan abandonar su status usando sus fuerzas y su propio trabajo, para ello es necesario que tengan un cierto ingreso a través de sus propias iniciativas que les permita mejorar y salir poco a poco de su condición”.