La investigación universitaria: ¿de columna vertebral a Cenicienta?

A la crisis económica que afecta al país no escapa la Universidad, institución que ha ido mermando su inversión en áreas vitales como la investigación, en desmedro de la productividad científica y del cuerpo de investigadores formados en las distintas áreas del conocimiento y cuyos estándares de calidad ya han sido reconocidos por distintas instancias, tanto en el ámbito nacional como internacional.  

Es importante recalcar que en la esencia de la Universidad está la investigación como aparece claramente en el espíritu de los primeros artículos de la Ley de Universidades. El artículo 01 establece:

“La Universidad es fundamentalmente una comunidad de intereses espirituales que reúne a profesores y estudiantes en la tarea de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre.”

Asimismo el artículo 3 reza:

Las Universidades deben realizar una función rectora en la educación, la cultura y la ciencia. Para cumplir esta misión, sus actividades se dirigirán a crear, asimilar y difundir el saber mediante la investigación y la enseñanza; a completar la formación integral iniciada en los ciclos educacionales anteriores; y a formar los equipos profesionales y técnicos que necesita la Nación para su desarrollo y progreso”.

Dichos artículos dejan claramente establecido el  rol fundamental  que juega la investigación en las universidades en pro del desarrollo del país.

Más adelante la Ley de Universidades, en su artículo 9, es mucho más clara en cuanto a las funciones de la universidad, al concederles autonomía organizativa, académica, administrativa, así como económica y financiera, y donde es realzado, de igual manera, el importante papel de la investigación entre sus actividades primordiales.

La Investigación es una pieza clave en el desarrollo de las Universidades 

“Las Universidades son autónomas. Dentro de las previsiones de la presente Ley y de su Reglamento, disponen de:

1. Autonomía organizativa, en virtud de la cual podrán dictar sus normas internas.

2. Autonomía académica, para planificar, organizar y realizar los programas de investigación, docentes y de extensión que fueren necesario para el cumplimiento de sus fines;

3. Autonomía administrativa, para elegir y nombrar sus autoridades y designar su personal docente, de investigación y administrativo;

4. Autonomía económica y financiera, para organizar y administrar su patrimonio.” 

Las bases sobre la que se sostiene la investigación universitaria, son claras, e incluso desde el punto de vista de la asignación presupuestaria existe claridad. 

Ya desde 1993 comienza a desarrollarse, en las casas de estudios superiores, un plan orientado a  medir la productividad científica, establecido por el acuerdo de Puerto La Cruz, en el año 1992, cuyo objetivo era que el CNU discutiera y estudiara la posibilidad de otorgar un porcentaje variable de presupuesto, con base en el coeficiente variable de investigación, considerando como elementos a medir la productividad, el número de investigadores activos adscritos al Programa de Promoción al Investigador (PPI), actual PEI Oncti,  número de programas y proyectos de investigación activos, postgrados acreditados, entre otros.

La aplicación de estas normas han quedado en el olvido, pues en la actualidad la asignación presupuestaria a instancias como el Cdchta no se corresponde, pues el presupuesto ha quedado prácticamente invariable, impidiendo el normal crecimiento de los recursos que se asignan a los proyectos de investigación, así como la asistencia a viajes y congresos, sin contar con la necesaria adquisición de equipos por las unidades de investigación.

El deterioro de grupos y centros de investigación

La situación de precariedad de la investigación cada vez mayor en las universidades, es un tema que ocupa a los investigadores ulandinos, contándose entre ellos a profesores como Ramón Pino, licenciado en Matemáticas y doctor en Lógica, director del Centro Interdisciplinario de Lógica y Álgebra, de la Facultad de Ciencias de la ULA, quien compartió sus perspectivas de  investigación, para este año que recién comienza, no muy positivas. Sin embargo,  sus  ganas de continuar trabajando en su área, de manera comprometida con la institución y el país permanecen intactas.

Profesor Ramón Pino, director del Centro Interdisciplinario de Lógica y Álgebra 

“Las perspectivas económicas del país realmente son muy negras para este año. La caída ha sido  un proceso largo; han sido muy malos los años anteriores, lo que ha ocasionado problemas a las universidades nacionales y a la investigación en ellas. En lo que atañe a la investigación, esas negras perspectivas económicas, esa mala situación económica de las universidades, se ha reflejado en dos aspectos fundamentales como son: los recursos para llevar a cabo los proyectos de investigación, que son claramente insuficientes y el otro aspecto es el insuficiente (e injusto) sueldo de los investigadores, que junto con la situación crítica (inseguridad, desabastecimiento, etc.) del país ha ocasionado que muchos emigren. Hemos perdido un alto porcentaje de investigadores confirmados,   pilares de  investigaciones relevantes”, destacó el investigador de la Facultad de Ciencias.

De igual manera, sumó a sus planteamientos, que la situación económica del país ha traído como consecuencia que el tiempo que los investigadores dedican a la labor de investigación haya disminuido porque “nadie escapa que a veces hay que pasar tiempo haciendo una cola para adquirir cualquier producto, disminuyendo así la calidad de vida, no solo de los investigadores, sino de todos los estratos de la sociedad. El tiempo sin lugar a dudas que el investigador utiliza en su labor, por estas razones, ha disminuido; además de que por razones de mera subsistencia -el dinero no alcanza-  deben buscar hacer otras actividades, para obtener los recursos que le permitan sobrevivir”.

Variadas deficiencias

En cuanto a las deficiencias que presenta su unidad de investigación, pero que a su juicio pudieran ser las de muchas otros grupos o centros de investigación, citó la  situación que con los últimos años también se viene agudizando, “la crisis de suministro de libros para la biblioteca y la suscripción a las revistas, lo que es fundamental para la investigación,  y en la ULA ya por varios años no hay acceso  a  esas bases de datos, convirtiéndose en un gravísimo problema al que hay que buscarle una solución urgente, pues es una condición sine qua non para  investigar y vital para quienes  hacen investigación teórica. Para quienes hacen investigación más práctica, con uso de laboratorios, el panorama se complica aún más, ya que se requieren reactivos, equipos costosos, materiales diversos. Hasta un computador se ha vuelto prácticamente inaccesible en estos tiempos”.

“En nuestro Centro de Investigación, en particular, lo que más necesitamos es tener acceso a  información, y no lo tenemos. Lo que es muy grave, es que ya tenemos varios años sin la suscripción a las principales revistas. Una universidad del rango de la ULA no debería permitir que cesen las suscripciones a las publicaciones científicas. Nuestra biblioteca, en la Facultad de Ciencias, fue una de las mejores bibliotecas universitarias en Latinoamérica. Las colecciones de libros estaban al día, igual  la de las revistas. Esa situación ha, desgraciadamente, cambiado, porque dichas suscripciones se hacen en dólares y ya sabemos todo el problema cambiario y ahora la insuficiencia presupuestaria también ha afectado”, recalcó Pino, investigador recientemente reconocido con el Premio Fundación Empresas Polar, Lorenzo Mendoza Fleury.

Para Pino el acceso a la información además pasa por la compra de equipos de computación, los cuales no pueden ser adquiridos con los recursos que otorga el Cdchta, por la realización de proyectos de investigación, ya que los mismos son insuficientes. “El monto de un proyecto de investigación del Cdchta de tipo B o C, debería alcanzar al menos para comprar un computador.”

Investigación como prioridad

Asimismo, señaló que el trato que ha recibido la investigación en la Universidad tal vez no ha sido de prioridad, siendo un problema de vieja data y no sólo como consecuencia de la crisis económica que atraviesa el país.

“Yo creo que desde hace mucho tiempo la investigación no ha sido considerada una prioridad en nuestra universidad. Siempre hay una lucha para que tenga su puesto y su lugar, pero no lo ha tenido, casi nunca, por no decir nunca en la historia de la universidad. Cuando leemos la Ley de Universidades, el fundamento, su razón de ser, es la búsqueda del conocimiento y parte de ese conocimiento de manera esencial es la investigación, el descubrir ese conocimiento y el transmitirlo. Sin embargo, la universidad se ha dedicado sobre todo a la parte de transmisión de conocimientos, la enseñanza es lo que ha prevalecido”, apuntó Pino. 

Además señaló el investigador que “a pesar de que hay reconocimiento a nivel de la comunidad de investigadores y hay reconocimiento a veces a nivel de ciertas instituciones, a nivel interno de la universidad no hay el reconocimiento hacia los  investigadores, al menos no el  que ellos merecerían y que pudiera traducirse en presupuesto justo para la investigación. A nivel de la institución universitaria no es así. Prueba de ello son las decisiones  concernientes a la investigación en el CU, y los porcentajes irrisorios allí asignados a la investigación. Pareciera  que hay un menosprecio de una buena parte del máximo organismo de nuestra institución”.

Quizás con una política institucional clara, en cuanto a la investigación universitaria,  podríamos hacer solicitudes a la Asamblea Nacional, la cual ha recientemente mostrado una apertura hacia el tema de las universidades, la ciencia y otras áreas, porque hay muchos ejemplos de cómo la investigación científica ha contribuido a resolver problemas en la sociedad, no sólo en medicina, ingeniería, en biología, sino en todas las áreas”, ratificó el profesor de la ULA.  

Lo relevante de las publicaciones 

Para nadie es un secreto que cubrir los costos de impresión de un libro o una publicación periódica se ha convertido en casi una utopía para los universitarios, sin contar con que la publicación de sus artículos en muchas revistas internacionales, depende del pago por tal servicio, en dólares, recursos con los que no cuentan nuestros investigadores.

La docencia se ha convertido en el foco de atención a la hora de la asignación presupuestaria, relegando a la investigación. Foto: Tomada de Internet 

“Es muy duro que en algunas áreas como biología muchas buenas revistas -de altísimo nivel- cobran por las publicaciones. Eso no pasa en Matemáticas, ni en Ciencias de la Computación, pero en el área de la biología cobran altas sumas en dólares para la publicación de artículos, las cuales pueden ir de 400 a 2 mil dólares. Lo que para un biólogo de la ULA es muy difícil, pues cuenta con investigaciones relevantes, pero no con divisas para publicar sus investigaciones”, explicó el profesor Pino. 

Un mensaje para los investigadores

No podíamos finalizar la entrevista sin enviar un mensaje a los miembros de la comunidad académica, quienes de una u otra forma se sienten identificados con las apreciaciones de este investigador de la Universidad de Los Andes: “Yo estoy aquí porque pienso que mi trabajo en este país, a pesar de todas las dificultades, es más importante, tiene más interés que lo que yo podría hacer en un país del primer mundo. Estuve trabajando en Francia muchos años y podría volver, pero el impacto de mi trabajo no es igual aquí que allá. En Francia hay muchas personas que podrían hacer el trabajo que yo hago, pero aquí en Venezuela es más importante mi labor de formación y mi contribución al país. Yo creo que mucha gente se queda aquí pudiendo irse a otro país porque siente que su trabajo es vital para que continúe la ciencia, la investigación, la Universidad. Si todos nos vamos, todo se diluye y se acaba. A mí me gusta este país. Hay esperanza y sobre todo con la apertura que se siente de la AN con respecto a la ciencia, la investigación y las universidades, espero que las cosas puedan mejorar de manera tangible. Ojalá la Cenicienta se convierta pronto en reina”.