Elí Caicedo es poeta estudioso de la literatura tachirense y escrita por mujeres

ElíCaicedo, al centro, junto a la escritora Marisol Pérez Melgarejo, y los poetas Manuel Rojas y Antonio Mora, en una actividad literaria en la Biblioteca de la ULA Táchira (foto: Adela González)

**Además, estudia la literatura de tradición oral y las huellas que dejaron los escritores tachirenses de fines de siglo XIX en la célebre publicación El Cojo Ilustrado. Caicedo es promotor de las Jornadas de Literatura; Historia  y Arte Rupestre que anualmente se celebran el mes de mayo en San Juan de Colón, su lar nativo. Su poemario “Al pie de El Morrachón” cumple un año de editado. 

Nostalgia, reverencia, culto y fusión con el entorno natural del escenario de la infancia, son las sustancias que se perciben en la lectura del poemario “Al pie de El Morrachón”, escrito por Elí Caicedo Pinto, quien ejerce a cabalidad el oficio de poeta entre las tareas de enseñanza en las aulas de la universidad y el rigor de las horas de investigación literaria.

Elí Caicedo es nacido en San Juan de Colón, lar con el que mantiene un vínculo de afecto y compromiso literario,  que se plasman en las páginas de este pequeño libro de poemas, editado por el Fondo Editorial FUNDALHARAYU (2), en mayo de 2015. Ya se cumplirá un año de su publicación.

Caicedo es profesor de Español y Literatura del Núcleo Táchira de la Universidad de Los Andes. Ejerce allí la docencia desde 1986. Coordina el área de Enseñanza y Práctica del Español: taller de competencias comunicativas, lenguaje y comunicación, lengua española.  Es profesor de gramática, lingüística y literatura regional y venezolana; análisis literario, semántica y semiología.

Es docente desde hace 30 años, ingresó a la ULA como docente por el área de lingüística; comenzó enseñando Morfosintaxis. “En la ULA soy el profesor de Gramática. Fuera, soy el poeta y el investigador de literatura”, dice.  Sobre su oficio en la universidad comenta: “Me siento muy bien y por ello no me jubilo aún”. Estudió en la ULA a finales del año 1978. Recuerda de esa época a su compañero Segundo Medina, y a sus profesores Arturo Linares y don Mario, “los maestros, quienes nos alentaron a escribir”.

Al hablar de este su poemario, Elí Caicedo describe la montaña que flanquea a su tierra natal, San Juan de Colón, y que da nombre a la obra: “El Morrachón es el tótem del pueblo de Colón, es ese gran cerro que parece un volcán, es el vigilante sagrado de mi pueblo”.

Caicedo, el poeta (Imagen tomada de su facebook: Elí Caicedo Pinto)

 

Sobre cómo concibió este libro, el profesor Caicedo cuenta: “Inicialmente no me planteé escribir un libro de poemas, aunque sentía una deuda moral escribir sobre Colón”. Mencionó el compromiso que le asignaron dos hombres significativos en la vida de su pueblo: Don Antonio Ramón Zambrano, alcalde de Colón en 1992, quien le pidió escribir sobre San Juan de Colón. Y el historiador Ramón J. Velásquez, quien nació en Colón y vivió allí un año, le dijo “paisano, no te olvides del pueblo…”.

Así que, durante las largas esperas de su hija hasta la hora de salir del colegio, Elí Caicedo escribía. Al inicio le inspiraron las montañas en torno a San Cristóbal. Entonces, escribió sobre La Colorada, “pues miraba el cerro de La Machirí y me hizo recordar a La Colorada, por su color, debido a la formación geológica La Quinta.Después, en esa reconstrucción de recuerdos de la infancia, escribí el poema a La Cuchilla de Macanas, y así fueron surgiendo los escritos. Cuando tuve seis poemas, sí me propuse como proyecto escribir un poemario sobre Colón, un libro de diez poemas. Entonces elegí escribir sobre la San Juana, la quebrada que adorna la entrada de San Juan Colón”. Se refirió a la curiosa incoherencia de géneros en el nombre de la quebrada: “La San Juana es la única santa que es “san” y no “santa” (risas)… la expresión puede venir de las sanjuanadas, esa  costumbre española…”

“Le escribí a la San Juana porque compartí allí con mi padre; la quebrada nace arriba en el páramo, es como una culebra, muy fría, cristalina, una sierpe…  pero también figuran lugares como San Pedro del Río y la parroquia Rivas Berti, que es San Félix… entonces debía escribirle al municipio Ayacucho. A partir de ese poema a la San Juana, el cuarto poema, decidí hacer el libro de diez poemas”.

El poemario “Al pie de El Morrachón” es distribuido en eventos literarios por FUNDALHARAYU, la Fundación para el Rescate de la Literatura, la Historia y el Arte Rupestre del municipio Ayacucho, de la que Elí Caicedo es miembro activo. También es posible adquirirlo con el autor; su edición fue de 250 ejemplares.

 

Movimientos e iniciativas tachirenses en torno a la literatura

Conocedor del devenir literario regional, Elí Caicedo se refirió a la actualidad de las iniciativas literarias en el Táchira, entre las que destacó la Peña Literaria Manuel Felipe Rugeles, por su constancia: “La Peña somos nosotros mismos, los escritores y poetas, pero se le debe mucho a Carmen Teresa Alcalde, quien la revivió, y ahora al escritor José Antonio Pulido, que la lleva adelante. También tenemos la labor de la Fundación Cultural BORDES, con Fania Castillo y Otto Rosales al frente de esa iniciativa, con sus seminarios extraordinarios, que tienen un ángulo literario interesante. El grupo de Trueque de Libros, y el grupo de Púrpura de Poesía, a cargo de la poeta Amarú… O sea, que hay una cuestión viva en torno a lo literario; a lo que sumo el trabajo de la Maestría en Literatura Latinoamericana y del Caribe que dicta la ULA, con su jornada literaria “Vuelta a casa”; y nuestro trabajo en San Juan de Colón, desde FUNDALHARAYU, a punto de celebrar en mayo próximo las X Jornadas Literarias”.

La Peña Literaria "Manuel Felipe Rugeles" dedicó una sesión especial al poeta Elí Caicedo y su poemario "Al pie de El Morrachón".

 

Explicó que la Jornada Literaria que organiza la Fundación para el Rescate de la Literatura, la Historia y el Arte Rupestre del municipio Ayacucho,  es un evento que está catalogado con nivel de certamen nacional en el campo de la literatura, que ha contado con la participación de escritores de la categoría de Gabriel Jiménez Emán, Milagros Mata Gil, quien es Premio Latinoamericano de Novela de Editorial Planeta Latinoamérica; de Luis Alberto Angulo, Premio Internacional y Nacional de Poesía; de Carolina Losada, Luis Barrera Linares, Lucía Fracca y otros escritores y poetas de altísimo valor a nivel nacional, lo que enorgullece al profesor y poeta Elí Caicedo: “Y no han venido a San Cristóbal, sino a San Juan de Colón”.  Confesó que l a motivación de crear estas jornadas surge de la necesidad de conocer a los escritores nacionales de trayectoria reconocida, e intercambiar experiencias con ellos. “Cuando yo era estudiante no tuve la oportunidad de conocerlos en persona; por eso hacemos este esfuerzo desde Colón, para que nuestros estudiantes conozcan a escritores de proyección nacional e internacional”.

 

Jornadas literarias en San Juan de Colón: acceso a los escritores de trayectoria nacional

Recordó que la “Primera Jornada de Literatura, Historia y Arte Rupestre del Municipio Ayacucho”estuvo a cargo del poeta colonense Eudes Alexander, y  el historiador Anderson Jaimes inicia las jornadas de Historia del municipio Ayacucho. “Ellos me invitaron a participar y les sugerí incorporar el ángulo académico a esta actividad que se centraba sólo en el encuentro de poetas. Así que hacia la quinta jornada literaria, decidimos programar conferencias, talleres y ponencias Entonces, nuestros docentes de la ULA: Yady Campo e Iris Useche dictaron talleres; Otto Rosales abordó el análisis literario mediante el cine foro; Anderson Jaimes dictó una conferencia… Vimos cómo a las jornadas anteriores sólo íbamos sólo poetas; luego, tuvimos la satisfacción de ver  mucha gente en los talleres. A la Jornada celebrada en San Pedro del Río, en  2012, asistieron Rubén Darío Jaimes, Bettina Pacheco, Luis Mora Ballesteros, Fernando Navarro, Cósimo Mandrilo, de la Universidad del Zulia… ¡Ese encuentro se hizo de cuatro días! La jornada se proyectó entonces a más de dos días de encuentro”.

Elí Caicedo cuenta que propuso a FUNDALHARAYU crear un fondo editorial, del que surgieron las primeras publicaciones, sus poemarios: “Voces de la noche” y “Al pie de El Morrachón”, para cuya edición el propio autor aportó los recursos, para dar inicio así a la actividad editorial del Fondo. “Al pie de El Morrachón” fue publicado en 2015. “Estamos haciendo el esfuerzo de editar este año otro libro para mayo, con ocasión de las X Jornadas de Literatura, Historia y Arte Rupestre del Municipio Ayacucho.  Buscamos mecenas para financiar ediciones de pocos ejemplares”.

Anunció que las próximas jornadas se harán en homenaje al poeta Adolfo Segundo Medina, de quien dijo, es hijo adoptivo de Colon pues llegó de 9 años. Allí se casó y tuvo sus hijos. Esas, que serán las X Jornadas de Literatura, Historia y Arte Rupestre del Municipio Ayacucho, ya cuentan con invitados especiales que han ratificado su asistencia, precisó Caicedo: se trata de premios nacionales e internacionales de literatura, como Wafi Sali, poetisa ganadora del Premio Internacional de Poesía Simón Bolívar, quien compitió con poetas de quince países; la narradora de Trujillo, Sol Linares, ganadora de varios premios nacionales de narrativa, los últimos por su libro de cuentos “La silla que cruza las piernas”, catalogado como el libro del año. Viene el poeta y pintor Benito Mieses, Premio Nacional de Poesía y destacado artista plástico. Las Jornadas se celebrarán del 23 al 29 de mayo, en la Casa de la Cultura de San Juan de Colón.

 

Sus libros predilectos, sus autores…

Elí Caicedo estudió en el Seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino de Palmira, entre 1970 y 1978, y es allí donde se sumerge en la literatura y la poesía, siendo asiduo usuario de la biblioteca del recinto.

“Un autor latinoamericano me marcó mucho en la adolescencia, cuando estudiaba en el seminario con trescientos compañeros, en un mundo muy competitivo –en mi casa había pocos libros, los de primaria, a lo sumo, y en el seminario ¡tengo por primera vez una biblioteca en la que me prestaban los libros!  Allí me enamoré de la obra de Pablo Neruda. Todavía lo leo; sus “20 poemas de amor” me conmueven mucho aún. Luego en la universidad conocí a otro poeta que me golpeó: César Vallejo, me marcó, sigo marcado por él. Ellos dos, igual que Walt Witman con su obra “Hoja de hierba”, ¡ese canto hermoso me marcó!

En el seminario me gané un premio por ser el mayor lector de la biblioteca, a los 13 años. Me regalaron el Don Quijote de la Mancha, la obra de Miguel de Cervantes, de dos tomos, editada por Austral. ¡Me marcó bárbaro, y me sigue marcando esa novela!  Muchos años más tarde conocí a otro loco, extraordinario: Gabriel García Márquez, me he leído más de veinte veces “Cien años de soledad”. Juan Rulfo, ¡con lo que escribió basta y sobra! De los poetas y narradores malditos, también me fascina Edgar Alan Poe.

Caicedo admira y resalta la obra de su compañero de andanzas literarias, el poeta Segundo Medina.  En palabras de Elí Caicedo: “los hechos lo dicen, y sus libros: Segundo Medina es el mejor poeta y narrador del Táchira, de la década 80-90”.

Ambos crearon “El Macondo de Táriba”, un taller de improvisación literaria, en sus palabras, en el barrio Coconito –precisa, con interés de que se sepa- en el año 1982, donde crearon el periódico literario “Voz y Rima”, un impreso que en principio fue multigrafiado, cuenta Caicedo, y luego lograron imprimir en la Imprenta del Estado, siempre costeado con sus propios recursos. Su ámbito natural de distribución eran la ULA y los encuentros literarios de San Cristóbal. “Voz y Rima” circuló durante cinco años.

Elí Caicedo da una mirada a vuelo de pájaro sobre la poesía regional, para destacar a poetas de calidad: “En poesía hay venezolanos muy buenos, por ejemplo, repito, Adolfo Segundo Medina, quien es el mejor poeta del estado Táchira de la generación de los 80-90; poetisas como Elsa Sanguino, ¡extraordinaria!; narradores como Pedro Pisanu, Marisol Pérez Melgarejo; destaco la poesía humorística, desgarradora y realista de Antonio Mora, Pablo Mora, que son maestros de ese arte. Carmen Rosa Mora Orozco, ¡extraordinaria!; Dévora Morales, exquisita”.

Afirma que Venezuela tiene muchos y excelentes narradores, entre los que destaca a Ramos Sucre,  quien “marcó una época, y ejerce su influencia en el poeta Segundo Medina”.   En relación con el escritor insigne de Venezuela, Rómulo Gallegos, el profesor Elí Caicedo comentó: “Gallegos fue el cantor de toda Venezuela, le cantó a los llanos, Guayana, a los wuayúu… ¡pero no le cantó a los Andes!”

 

Historia de la literatura tachirense, mujeres escritoras y más… Líneas de investigación

 

Elí Caicedo junto a la escritora Carmen Teresa Alcalde (Imagen tomada del Facebook Elí Caicedo Pinto)

 

Elí Caicedo ha avanzado en la investigación sobre diversas vertientes de la literatura hecha en el Táchira y/o por tachirenses: historia de la literatura tachirense, la literatura femenina, la literatura de tradición oral, y los poetas y escritores tachirenses publicados en “El Cojo Ilustrado”, revista quincenal venezolana, publicada entre 1892 y 1915, que contaba con más de 3 mil suscriptores en Venezuela y otros países, según refieren los datos sobre su existencia (Wikipedia.org).  El temario de El Cojo Ilustrado se centró en lo cultural. El estudio del poeta Caicedo se centra en el estudio de todos los ejemplares que existen coleccionados de esa publicación, para identificar los escritos de las y los poetas del Táchira. Ésta es una investigación exhaustiva: “ Ya hice el rescate, son más de veinte años, que abarcan 42 tomos del tamaño de una biblia, los estudié página por página: ya tengo todos los poemas, cuentos, reseñas, críticas, artículos, los estudios de lingüística de Emilio Constantino Guerrero…  preveo una obra de más de 200 páginas”.

No obstante, su primera línea de investigación es la historia de la literatura tachirense, cuyo estudio dio lugar a la publicación de un libro con auspicio del Conac, en 1991. Sobre cómo emprendió esa investigación, Caicedo cuenta: “Yo iba a reseñar en tres periódicos enlaces entre el siglo XIX y el XX en la literatura en el Táchira; me disponía a hacer mi trabajo de ascenso. Al indagar, lo primero que percibí fue que no había clasificación de la literatura en el Táchira. Como antecedentes, estaba el trabajo de Antonio Arellano Moreno, sobre poetas y versificadores tachirenses, quien los clasificó por grupos literarios, no por generación, y por fecha de nacimiento. Arellano era economista, de Pueblo Hondo.

El otro trabajo que me sirve de antecedente es el de Rafael María Rosales, quien hace otra clasificación, por los iniciales y por algunos grupos literarios también, pero tampoco los clasifica por épocas. Entonces decidí torcer el rumbo de la investigación  y me planteé investigar la Historia de la Literatura en el Táchira. Y es cuando escribo “La poesía en el Táchira”, que publica el Conac. En esta investigación parto de los escritos que circulas desde la aparición de la imprenta en el estado, con Domingo Guzmán Escandón. El estudio abarca desde septiembre de 1845 a 1910, etapa de “Génesis y consolidación de la cultura y la literatura en el Táchira”.

Al inicio los que más escribían, señala, eran gentes de Barinas, Zulia, Mérida y Colombia; los tachirenses eran pocos. Los primeros que destacan son Emilio Constantino Guerrero, Eleazar Silva, Arturo Croce, entre otros.

Luego, precisa Caicedo, viene la etapa de la Generación del 28 o de la Vanguardia; ésta coincide con la tendencia nacional. Etapa del 40 o Post vanguardia, es muy lírica; le sigue la etapa de la Generación de los años 50 – 60; la Generación de los 70, que también coincide con la tendencia nacional, de ella aún viven Pablo Mora y  J.J. Villamizar Molina, a  ella perteneció Rafael María Rosales. Y la generación de los 80: comienza con Carmen Teresa Alcalde, Antonio Mora, Segundo Medina, Elsa Sanguino, Marisol Pérez Melgarejo, Luz Marina Sarmiento, Manuel Rojas, Pedro Pisanu… Recuerda el investigador que esta fue la época en que se creó el Encuentro Binacional de Escritores, la Asociación de Escritores del Estado Táchira, el Grupo Zaranda, el Grupo Voz y Rima. Este trabajo está plasmado en su libro “La poesía en el Táchira” (1992) Caracas: Conac y Asociación de Escritores del Estado Táchira, con aval de la Dirección de Cultura y Bellas Artes del Táchira y la editorial Editorial Toituna.

 

 

La Escuela de poesía de La Grita, la literatura femenina y los tachirenses que publicaron en el Cojo Ilustrado

El poeta y docente Elí Caicedo también publica sus investigaciones literarias en revistas especializadas. Tres  de ellas, a las que hace referencia, son la investigación sobre la Escuela de poesía de La Grita, sobre la que hace referencia: “Es un ensayo sobre las simientes que dejaron varios promotores de la poesía en el Táchira desde la localidad de La Grita, entre 1880 – 1925. Ellos fueron don Francisco Antonio Guerrero, luego Monseñor Jáuregui, desde el colegio Sagrado Corazón de Jesús, y luego, el movimiento que se gesta en el ‘ateneo’ fundado por don Carlos Olivares y Josefa Melani de Olivares, llamada la poetiza Isaura. Ellos hacen de la poesía un cultivo, y la enseñan. Ella hizo de su casa un ateneo, y no hubo escritor venezolano o colombiano que viniera al Táchira que no fuera a su casa a declamar”.

Además, comenta acerca de su investigación sobre la literatura femenina en el Táchira: “También publiqué un artículo sobre la Generación de los años 80-90, y otro sobre la literatura femenina y el Taller Literario Zaranda. Hubo veintiocho poetizas, que ganaron premios, han trabajado con diferentes editoriales, ensayos, poesía, narrativa, y todavía sigue su avance.”

 

Literatura de tradición oral: Cómo cuentan sus cuentos los tachirenses

Acerca de sus estudios sobre la tradición oral tachirense, Elí Caicedo cuenta: “Yo venía haciendo un trabajo sobre la poesía y literatura que está en el pueblo, la folclórica, la oral, la que está en eso que llaman el ‘inconsciente colectivo’, la cultura inmaterial  que identifica a un pueblo, donde están los refranes, historias locales, los personajes…

Con el hoy doctor –entonces estudiante- José Francisco Velásquez y yo, con apoyo de la Fundación de Amigos de la Literatura Tachirense (que integran las profesoras Bettina Pacheco y Elisa Bigi) y el Grupo de Investigación de Literatura Latinoamericana y del Caribe, hicimos este libro que nos financiaron y publicamos en 2009, cuando salió este avance: “Cuentos populares del Táchira, recopilación y análisis de la literatura oral”.

Cuenta Caicedo que los aportes de los informantes están allí escritos tal cual como fueron narrados, fieles a su fonética y demás rasgos lingüísticos originales. “Nosotros hacemos estudio lingüístico para explicar los fenómenos tales como los movimientos y cambios de habla… todo tiene respaldo sonoro para facilitar estudios de fonética, sintaxis del habla andina, entre otros aspectos”. 

El poemario dedicado a su lar natal, el Municipio Ayacucho, cumple un año de editado. 

Refirió que la insigne escritora Lolita Robles de Mora, en sus “Leyendas del Táchira” recopiló y mantuvo en la memoria las leyendas y los cuentos populares, la oralidad. “Lolita Robles hizo una recreación literaria de los cuentos del pueblo. Los reelaboró, los tituló. Las leyendas están plasmadas en su lenguaje, en su léxico, no en el de la gente de esos pueblos. Sus libros ofrecen recreaciones o versiones de las leyendas, que han ayudado infinitamente a mantener esas historias en la memoria para los jóvenes de hoy”, explica el investigador.

En relación con el trabajo de investigación de la tradición oral tachirense que adelantan él y el profesor Francisco Velásquez Gago, explica que sus registros se ciñen a la oralidad literal que expresa la gente. Actualmente están estudiando la oralidad del Municipio Ayacucho; sus resultados darán lugar a la publicación “Cuentos populares del Municipio Ayacucho; recopilación y análisis de la cultura oral”.

 

La vida de Elí Caicedo está marcada por los libros. Estos son su motivo, definen su modo de vida. Y como todo lector ávido, tiene una sensación propia de ellos, los libros impresos, que se antojan únicos e incomparables con el libro digital: “Nuestras primeras memorias son con el libro de papel, que se huele, se siente... ¡el papel habla!… en un libro se puede conservar una flor, una hoja de un árbol, sólo un libro puede dedicarse a alguien, y un libro se posee”.