El plan de reprogramación de grupos fue a petición de los propios vigilantes

Leonardo Sánchez, en su condición de director de Vigilancia de la Universidad de Los Andes, se pronunció sobre el caso de las tomas de recintos por parte de un grupo de sus subalternos. En este sentido, aclaró que no se está movilizando ni sustituyendo personal, se trata de un plan que responde a un esquema tendente a beneficiar y estabilizar los grupos de trabajo de cara al cumplimiento colectivo del gozo vacacional cercano o coincidente con las de sus hijos. Este esquema de reprogramación de grupos, parte de los propios planteamientos de los trabajadores de vigilancia que implica, incluso, la ubicación en dependencias cercanas a su hogar, de forma de paliar los rigores de la crisis.

Las intenciones de esta reprogramación en áreas de servicios del personal de vigilancia de la Universidad de Los Andes, tiene el objetivo de mejorar las funciones y dinámica de seguridad y atenciones dentro de cada recinto universitario. El caso es que estas iniciativas, emanadas de la Dirección de Vigilancia, no son aceptadas por un sector de estos trabajadores quienes procedieron a realizar tomas y cierres de dependencias, acciones que constituyen un acto de desacato a la autoridad y contrapuestas al cargo de vigilancia.

Desde la noche del lunes 13 de marzo, las redes sociales mostraron, mediante anuncios, las estrategias de protestas de este grupo de vigilantes en contra de las líneas emanadas de la Dirección de Vigilancia. En ellas conminaban al cierre, desde las 5 am de este martes, pero no fue sino hasta después de la 7 am cuando varios vigilantes procedieron a obstaculizar las entradas. 

Fue así como, desde tempranas horas de la mañana, este sector en desacato, cerró acceso a facultades, violentando el derecho al estudio, derecho al trabajo y derecho a la investigación de esta casa de estudios. Estos actos constituyen delitos punibles desde el punto de vista administrativo.

En Medicina impidieron el acceso a los trabajos de laboratorios y prácticas. En Ingeniería y Arquitectura desalojaron a todo el personal, estudiantes y docentes. Forestal permanece inaccesible. A eso de las 10 am procedieron a colocar cauchos en la redoma ubicada a la entrada del Complejo Liria, varios encapuchados procedieron a obstaculizar la vía y el acceso con los cauchos encendidos y conminaron al desalojo de estudiantes, docentes y trabajadores. En este caso, se mezclaron con el grupo que no acepta la licitación del comedor y la de los pocos vigilantes que se oponen a la reprogramación solicitada por sus propios compañeros de trabajo.

Los cambios los plantearon los mismos vigilantes

Desde el año 2016 el Consejo Universitario aprobó implementar un proceso de cambios de supervisores de vigilancia, un plan de ubicación de los trabajadores de vigilancia, acometer acciones disciplinarias con el personal que no cumple con su trabajo y el plan de determinar los materiales requeridos para cumplir las funciones.

“Dada la situación de conflicto, de saboteo y de violencia generada por grupos en los recintos universitarios, no ha sido posible llevar la información plena de esta reprogramación a los vigilantes, que en su mayoría esperan estos beneficiosos cambios” dijo Leonardo Sánchez. 

Reiteró que la gran mayoría de los vigilantes ULA se caracterizan por su dedicación y cumplimiento sin tachas, frente a un disminuido sector que no comprende la esencia de este servicio dentro de la universidad. Del grupo de trabajadores de la vigilancia que ingresó de manera aluvional y prácticamente de forma inconsulta, se logró detectar a un pequeño grupo cuya realidad de salud no les permite cumplir  a cabalidad con el rol exigido para este cargo. Otro grupo tiene una débil identificación institucional por lo que no tienen mayor compromiso con la universidad distorsionando igualmente su rol.  Finalmente existe un minoría, muy pequeña, de personas que ostenta antecedentes de conductas personales que hace que no califiquen para este tipo de cargo y se espera que las instancias en las que se apeló, presentando los expedientes de estos casos, procedan. 

“La realidad es que con la vigente cultura del pranato, hemos visto cómo se someten a las personas, estudiantes, docentes y trabajadores a la situación de rehén. Hemos procedido a actuar sin impunidad y quizá aquellos que se sienten aludidos responden con violencia. La comunidad universitaria lo sabe, los ve y los reconoce”, dijo para finalizar./Prensa ULA/Fotos redes sociales.