Antonio Suárez: vivir y menguar en la universidad

Trabajar, bañarse en una garita y luego, en días libres, sobre las mesas de algunos pupitres pernoctar en un salón de clase. Vivir con las vicisitudes del día y menguar después de tanta entrega a la universidad fue el designio de un ser humano especial.  

Esa, fue la experiencia por más de 7 años y hasta hace algunos días, de quien en vida tuvo el nombre de Antonio Suárez o  señor Antonio, como lo reconocían sus compañeros vigilantes y toda la comunidad del núcleo La  Liria de la Universidad de Los Andes.

Varias enseñanzas deja su partida, destaca la médico integral comunitario, técnico superior en turismo y vigilante de la ULA, Isabel Salazar, quien estuvo con él casi hasta el último momento.

"Fui a buscar apoyo para la realización de unos exámenes costosos y cuando regresé ya había fallecido"

De su personalidad define a Suárez como colaborador, responsable, puntual, amable, pero muy tímido. Además deportista, hasta que su salud se lo permitió. "Por muy mal que se sintiera no dejó de cumplir con su trabajo"

Estando acostado sobre los pupitres que le servían como cama se cayó, siendo trasladado consciente al Hospital Universitario de Los Andes, falleciendo a los pocos días, por un cuadro de desnutrición severa en un setenta y cinco por ciento.

También sufrió de una neumonía atípica producto de la falta de abrigo durante las  frías noches merideñas, entre otros padecimientos.

"Lo del señor Antonio me marcó como médico y como persona. Tantos años en la Universidad y no tener donde vivir y con tanta ausencia familiar" refiere Isabel Salazar.

Tal vez  su muerte contribuya a consolidar iniciativas que afiancen una mayor unión entre los ulandinos para identificar a quienes la están pasando peor y ayudarlos con  donaciones de alimentos y medicamentos que en ocasiones tenemos y por diversas causas no tomamos, destaca Salazar.

"Vivo la misma precaria situación de la mayoría pero no abandono a la Universidad, porque a ella le debo lo que soy.

Aquí trabajo, estudié y me gradué" comenta la médico, quien también comparte su tiempo  desempeñándose en el área de triaje del ambulatorio ubicado en la urbanización Humboldt de Mérida.

Su  lista de agradecimientos por el apoyo dado al vigilante Antonio Suárez es larga, pero la encabezan los tres decanos del núcleo Liria, sus compañeros de trabajo, de softbol, el doctor Ramón Nieves, entre muchos otros.

Esta vivencia es la primera entrega del proyecto Vive la ULA mediante el cual se muestra a la Universidad de Los Andes a través de los desafíos y logros de su gente.  (Prensa ULA. NP/6549)

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